Los poe­tas, que son unos miro­nes, lo remi­ran todo, muchas veces, todo el tiempo, con todos los sen­ti­dos. Posan sus ojos deli­ca­da­mente sobre todas las for­mas de vida del pla­neta sin olvi­dar ni una sola hoja de las que caen del árbol, ni una sola de las gotas de llu­via que se des­li­zan por las ven­ta­nas, y tam­poco dejan esca­par nin­guna semi­lla vola­dora de las que esco­gen posarse en pri­ma­ve­ras como ésta sobre los cabe­llos. Enton­ces llega Teresa Zara­taín, abre las puer­tas de su casa gallega y les deja entrar para poblar sus libros, los libros de poe­sía ilus­trada de Creotz, para los niños de hoy y los que un día lo fue­ron, tan espe­cia­les por crear una her­mosa armo­nía entre letra e ima­gen en sus his­to­rias líri­cas; entra­ña­bles, sen­ci­llas y muy huma­nas. Tex­tos que ins­pi­ran y trans­mi­ten la mara­vi­lla de la pala­bra, dibu­jos que lle­van en su nom­bre la suti­leza.

Cuenta la leyenda que la edi­tora tiene sobre su mesi­lla de noche, cum­pliendo dicha misión con los niños lec­to­res, los mayo­res y la lite­ra­tura, unos pris­má­ti­cos para bus­car mirones.

Miro­nes poe­tas que ten­gan los ojos siem­pre abier­tos, des­pier­tos, lle­nos de sen­si­bi­li­dad y asom­bro para su colec­ción Hilo de cometa. Miro­nes que narren his­to­rias boni­tas naci­das de los deta­lles para su colec­ción Vio­leta. Y, para Velda, miro­nas apa­sio­na­das que ten­gan el secreto de las his­to­rias nue­vas. Por­que mirón sig­ni­fica, sen­ci­lla­mente, que mira mucho. Y es que no se puede ser poeta, ni escri­tor, si no se es pri­mero mirón. Mirón de imá­ge­nes, de soni­dos, de sabo­res. Tam­bién de olo­res y tex­tu­ras, de sen­sa­cio­nes. Mirón de his­to­rias e intra­his­to­rias. Mirón de vida. Como Juan Car­los Mar­tín Ramos (Cór­doba, 1959), autor de Poeta eres  con su voz «sen­ci­lla, cóm­plice y sin­cera, directa al cora­zón del lec­tor para con­fiarle sus per­cep­cio­nes del mundo y sus viven­cias coti­dia­nas, evo­cando algu­nas de las voces poé­ti­cas por él admiradas».

Como tam­bién mirón es Anto­nio Gar­cía Tei­jeiro (Vigo, 1952), que ha publi­cado con Creotz En la cuna del mar, pri­mer libro de una tri­lo­gía sobre esa fuerza azul de la natu­ra­leza que siem­pre le ha cau­ti­vado. La con­tra­por­tada del volu­men define la expe­rien­cia de leer este poe­ma­rio como «per­derse: entrar en un uni­verso donde todo es ligero y pro­fundo, grande y a la vez pequeño, real pero de otro mundo». El mundo de la belleza, de la Poe­sía. La dimen­sión más her­mosa e íntima de las cosas. Y la llave que abre su puerta, el mirar. Mirar hacia, mirar den­tro. Mirarlo todo y así (re)conocerlo.

«Olas con azúcar. / Algas en los versos. / Nubes en la playa. / Mar que besa el viento». La rima mece el ritmo, dulce, de los ver­sos, y la fron­tera entre tie­rra, agua y aire; su len­guaje. Anto­nio, el mirón del mar, habla de aves de paso y de playa, de su arena, de gavio­tas, bar­cos y sire­nas. Habla de mareas y sus lunas, des­cribe con­chas, atar­de­ce­res, deta­lles de sal. Y como noso­tros no pode­mos, desde aquí, ver la mara­vi­lla, Xosé Cobas (A Coruña, 1953) nos lo dibuja. Sus ilus­tra­cio­nes, deli­ca­das y sinuo­sas, jue­gan entre las estro­fas buceando, sumi­das en un her­moso silen­cio, en las pro­fun­di­da­des más lumi­no­sas de la fantasía.

Como él, Mariona Cabassa (Bar­ce­lona, 1977), mirona espe­cia­lista, colo­rea con natu­ra­le­zas tími­das y entra­ña­bles las pági­nas de Poeta eres tú (Creotz, 2016), un home­naje de Juan Car­los Mar­tín Ramos a todas las voces que, un día y cada día, le habla­ron y le hablan a él de Poe­sía. Por­que para él, Todos somos poe­tas: poeta detec­tive, perio­dista, via­jero. Poeta pájaro, colec­cio­nista, invi­si­ble. Por­que el poeta adquiere muchas for­mas, y todas ellas miran y cuen­tan cómo es la geo­me­tría de nues­tro mundo. Y en sus vér­ti­ces, los Poe­tas con nom­bre pro­pio: “Poeta en Nueva York”, Fede­rico Gar­cía Lorca; “Poeta en la calle”, Rafael Alberti («Deci­dió Rafael / ser poeta en la calle, / y que­da­ron sus versos / escri­tos en el aire»); “Poeta que dice adiós”, Rosa­lía de Cas­tro. Juan Car­los Mar­tín Ramos es un poeta cama­león que canta a todos los lite­ra­tos pro­fe­tas.

Poe­sía hecha mágica sen­ci­llez para los peque­ños miro­nes y los mayo­res que se hayan olvi­dado de mirar. Para que vuel­van a hacerlo. Con la poe­sía Creotz.

Andrea Reyes de Prado