Imagino un bosque seco donde apenas brilla el sol, porque es diciembre.

Imagino un cielo inmenso soltando copos de amor, porque es Navidad.

Los árboles están desnudos pero mi invierno es color, porque es mi invierno.

Si las hojas se han perdido, brotará algún corazón en cada rama,

porque yo puedo pintarlos.

            Si no hay renos en mi bosque, los imagino.

            Si me falta alguien querido, puedo anhelarlo.

¿Y si quiero ser feliz pese al recuerdo malvado de una madrastra de horror?

Entonces ignoro su recuerdo, y deseo más mi deseo, y me asomo a una ventana,

         cada mañana, con alma de un ser creador.

         --------

         (Del libro "Bajo un tejado nevado, en Navidad").