Una voz profunda y clara: "¡cuán bella y caprichosa es la alegría!", y se refiere al otoño, a las hojas de los robles sobre la tierra, al impulso de la brisa, a la luz casi extinguida, al calor de los meses templados, a la tierra madre, a los hijos adorados que ya no están…

"¡Jamás! ¿Es verdad que todo para siempre acabó ya? / No, no puede acabar lo que es eterno, ni puede tener fin la inmensidad".

Pregunta al cielo, al largo valle, al agua de lluvia, a lo insondable... No acaba lo que es eterno, pero en la sórdida tarde ya no vive su pequeño, tierna rosa de año y medio; sobre la tierra revuelta, "verde y pujante crecerá la yerba". Rosalía era también madre triste.

A orillas del río Sar dejó su voz ya madura. Conmueve la soledad de sus últimos versos, también su altura, y su belleza, y la ausencia que destellan. A la luna dedica el final, en femenino, "¡Con qué pura y serena transparencia brilla esta noche…!"; a la luna se encamina; mientras, el amor vuela en el tiempo, como sus versos… y el final que nunca llega, hasta que el lejano viento, una especie de soplo veloz… ¡Adiós, Rosalía, adiós!  

En las orillas del Sar es el último libro poético de Rosalía de Castro, íntimo, subjetivo, conmovedor. La escritora nació un 24 de febrero de 1837.